Un poco de Croacia a vela

Navegar a vela por la costa croata es una opción asequible (125 eur la noche) con patrón incluido, donde puedes visitar con unos 6 amigos las islas y playas más remotas de Croacia. Saltando de una isla a otra sobre un mar transparente, sin construcciones que dañen la vista, las jornadas de baño y buceo siempre terminan igual de bien, el navegante regresa a puerto y le espera una cena al borde del mar. Nada menos de 1.200 islas vírgenes donde por sus alrededores puedes navegar sus aguas turquesa. Y cuando has alquilado con amigos tu propio barco te invade una gran sensación de libertad.
El verdadero dilema está en escoger la ruta. Recomiendo la que sale desde Split hacia la costa dálmata: Korkula, Hvar (la ibiza croata), Baska Voda y Brac. Después disfrutar unos días en Dubrovnik antes de volver a casa es algo que no debes dejar pasar.
Isla de Brac - Bol
El Zlatni rat (el Cabo Dorado), al oeste de Bol, es una de las playas naturales más grandes y más bellas del Adriático.
Con forma de lengüeta, que se adentra medio kilómetro en el mar, crece con el aluvión y depósito de pequeños guijarros de gravilla, cambiando su forma en función del sentido del viento y de las olas. Bol es un paraíso para los surfistas debido al viento favorable que sopla constantemente.
Dónde comer
En la isla de Hvar, el restaurante Palaca Paladini.
En Milna, Konoba Kotin.
En Bol, Taverna Riva.
Dubrovnik
Es una maravilla medieval de la costa de Croacia, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1976. Esta antigua ciudad guarda todo el sabor de un gran puerto comercial sometido a las idas y venidas de su historia y de todas las culturas que les rodean (turcos, húngaros, venecianos). De todos ellos guarda un poco de arquitectura y cultura. Sorprende la cantidad de iglesias y monumentos que hay que ver en un espacio tan reducido. A pesar de la guerra todavía reciente, el centro histórico amurallado fue reconstruido y se ha convertido en un recinto perfecto para pasear, cenar en un restaurante, tomar copas por la noche y disfrutar de su clima mediterráneo. Las playas, normalmente pequeñas calas rocosas, no son el punto fuerte de Dubrovnik (aunque si lo es el mar y navegar entre las islas cercanas). Lo mejor de un viaje a Dubrovnik es pasear sin prisa por el casco histórico, la muralla o el puerto. Si es posible elegir el hotel en esta zona ya que el viaje ganará mucho en encanto en comparación con los modernos hoteles de las afueras.
Entre los muchos monumentos y atractivos turísticos de Dubrovnik que hay que ver cabe destacar el Monasterio de San Francisco, la Catedral, el palacio de Sponza gótico-veneciano, la puerta Ploce, entrada al barrio histórico y al puerto viejo. La fuente de Onofrio, del s XV donde se lavaban los visitantes cuando entraban en la ciudad. La iglesia de San Blas, de estilo barroco. Uno de los mayores placeres en Dubrovnik es sentarse a tomar el aperitivo en una terraza en día de fiesta en la calle central, la avenida de La Placa. También realizar alguna excursión a las islas de Mljet o Korcula. Las leyendas relacionan a la primera con Ulises y en la segunda sus habitantes afirman que nació Marco Polo.
Contemplar la puesta de sol sobre el adriático desde el café Buza es toda una institución y para salir por la noche a tomar una copa las zonas más de moda son las del puerto y la calle Vetroniceva.

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